top of page

"CATÁRSIS," UNA TRAGEDIA EN CINCO ACTOS

  • 100454074
  • 9 dic 2020
  • 2 Min. de lectura

Se trata de aprender a mirar.

Aprendo a mirar cuando es preciso que lo haga, cuando me veo envuelta en una escena, y soy testigo de un flujo de conciencia que me envuelve como un desatado torbellino, a pesar de ser consciente de que cuando baje el telón, todo volverá a lo de antes, a la normalidad. En fin, como si la normalidad, a la hora de la verdad, no fuese otra forma de ficción. Al final, entre tanto traspaso entre realidades, me vuelvo espectadora, a la vez que protagonista.

Y nuevamente, me pierdo en este escenario, amplio, aunque también confuso, viviendo realidades no experimentadas. Me siento indecisa acerca de qué papel desempeñar, todos los personajes participan y yo no sé si debo mirar desde el trascenio, o si, por el contrario, debo contribuir y hacerme hueco, sumergirme en la narración…en esa danza entre historias dispares.

Me piden que baile, que realice gestos extravagantes. Yo me vuelvo pequeña. Reina el silencio, me rodea la obscenidad. Me ruegan que siga un orden, eso es lo que esperan de mí. No obstante, tan solo denoto caos.

Caos.

Caos.

No hay representación que no se pueda divisar, no hay temática que no ocupe lugar. Esta narrativa no deja a nadie indiferente, ya que no hay nada sobre lo que no se pueda dialogar.

Como indiqué antes, impera el silencio. El lenguaje ha pasado a un segundo lugar. Ahora nos guiamos por imágenes, si nos incentiva alguna conclusión firme alcanzar.

Esta es la breve historia de mi paso por el Museo del Prado. Es la historia de cómo se puso a mi disposición un orden establecido, un itinerario ordenado, y lo desordené. Una tragedia en cinco actos.

Me adentré en aquel relato construido en base a imágenes y representaciones, en aquella inquietante (aunque seductora simultáneamente) mirada al pasado. Estaba todo tan organizado que me perdí. Las estructuras eran inexistentes, no había lógica, tan solo caos.

Caos.

Caos.

ree

Rompiendo todo orden establecido, deseando con desesperación fabricar el mío. El telón sigue sin bajar. A medida que muevo a paso ligero por el escenario sin rumbo definido, la narrativa se ve alterada. El paisaje simula ser el mismo, pese a contar historias diferentes, y los personajes no podrían ser más divergentes entre sí.

Casi sin quererlo, me acabo sumergiendo, y percibo cómo se acentúa mi modo de aproximación emocional y sentimental ante tal repertorio de memoria colectiva. Cualquier pensamiento crítico o analítico va desplomándose por el camino, convirtiéndose en ceniza.

Casi sin quererlo, formo parte del relato. Me vuelvo chiquitita mientras observo ensimismada cómo Rubens aplica su famosa pintura diseñada al ritmo de la curva y sus célebres estructuras diagonales en sus cuadros. Los tonos cálidos de los que se sirve Tiziano no hacen más que transmitirme un sentimiento de pertenencia y de acogimiento. Y me siento perdonada. Siento que hacen la vista gorda al verme transformar su minuciosa obra teatral en un caos.

Caos.

Caos.

El efecto de extrañamiento se disipa como la niebla, justo cuando desaparece la línea argumental. Me veo desamparada por el guion, no queda más que tirar de la improvisación.

“Catársis,” una tragedia teatral postdramática en cinco actos.

ree

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

630653618

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2020 por Tendencias Literarias en la Cultura Contemporánea. Creada con Wix.com

bottom of page